Definitivamente a veces es bueno que nos auto demos shocks de realidad, que no es más que ponernos de frente a realidades que creemos superadas, como una manera de someternos a una prueba a ver cuanto hemos crecido, madurado, para ver si alguna persona o situación sigue doliendo o si al contrario determinadas situaciones ya no nos producen ni frío ni calor.
En mi caso, tal vez por el hecho de ser una soñadora empedernida, hago constantemente estos ejercicios de baños de realidad. Estas últimas semanas he estado reflexionando sobre mis paradigmas, sobre la vida, sobre el amor, sobre la sociedad. He llegado a la conclusión de que debo de hacer un experimento, creo que debo cambiar muchas formas de pensar, de actuar, seguiré siendo yo en esencia, pero quizás sea más exitosa en términos personales y en mis relaciones interpersonales si realizo pequeños ajustes.
Para lograr esto, primero he debido evaluar como está mi corazón, mis sentimientos, mis sueños y para esto he utilizado esos que yo llamo baños de realidad. Para mi sorpresa me he dado cuenta lo mucho que he crecido, si bien hay cosas que continúan clavándose cual clavos en mi alma, mi actitud ante las mismas es de indiferencia o de cruel y real aceptación.
Será que me estoy haciendo mas fría? Será que la vida me ha hecho más fuerte y estoy perdiendo esa sensibilidad a flor de piel que tanto me caracteriza? No lo sé. Sólo el tiempo, como diría un amigo, me dará las respuestas que necesito.